DOS OFICIALES DEL EJÉRCITO

Con todos los honores castrenses habían sido dados de baja muchos oficiales de alta graduación al inicio de la dictadura del general Juan Velasco Alvarado. A los altos mandos no le convenía tenerlos, pues la mentalidad de algunos era incómoda a sus fines por la apertura que se daría al comunismo.

La mayoría de los oficiales dados de baja, paradójicamente, eran los más destacados en su institución. Dos de ellos, que conocían al compañero Lucas y de su cercanía al jefe, el mayor de la sanidad Armando La Rosa Wallison y el Teniente Coronel Arturo Castilla Pizarro, le pidieron a Lucas que los llevara a conocer a Víctor Raúl.

Lucas contó lo siguiente:
“Quedamos en encontrarnos ese mismo día a las 7 de la noche en la Casa del Pueblo, hora en que el jefe llegaba. Los oficiales llegaron puntualmente y subimos a verlo. Los presenté sin que el Jefe estuviera enterado previamente de quiénes eran. Después del saludo de rigor, les pidió que pasaran a la sala privada donde se pusieron a conversar por más de una hora. Ellos previamente me habían pedido que los deje solos, por lo que esperé afuera. Le contaron al Jefe que eran apristas desde muy jóvenes y que habían venido para ponerse al servicio de la Causa del Pueblo. Desde entonces, siempre se referían a Haya como su jefe moral. Los oficiales al despedirse del Maestro, se cuadraron, frente al jefe y le dieron el saludo militar, llevándose la mano derecha a un lado de la frente, haciendo tocar sus tacos, en posición erguida. Fue un momento de gran emoción”.

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